La experiencia de trabajar como Dietista-Nutricionista en Cuba fue, en general, especial e interesante. Varias cosas en particular llamaron mi atención. Te las cuento aquí.
1. Que el horario de trabajo fuera de solo 2-3 horas. Esto no ocurre siempre, pero en algunos centros de salud abren a las 8:00 y se cierra a las 11:00. A partir de ahí, no se reabre hasta el día siguiente. La explicación que dan es que, dada la precariedad e inestabilidad, necesitan mucho tiempo para gestionar la vida. Es decir, a partir de las 11:00 irán caminando a su casa, ya que probablemente no se puedan permitir gastar dinero en transporte, casa que les puede quedar hasta a 1 hora de su centro de trabajo. Luego, irán a comprar, revisando el precio de los productos comercio por comercio, buscando el más económico o el establecimiento donde haya disponibilidad. A esto se suma cuidar de la familia (peques o ancianos a su cargo) y los imprevistos que puedan surgir.
2. Que se falsificaran las estadísticas para alcanzar el cupo de pacientes. Desde el gobierno se exige un mínimo de pacientes atendidos que, trabajando solo 2 horas al día, es imposible de cumplir, por lo que se inventan los registros. A pesar de esto, la presión asistencial es baja. No es que haya pacientes que queden sin atender, sino que simplemente no hay más trabajo que hacer. En este sentido, hay que tener en cuenta que el servicio de Nutrición no está totalmente extendido y no todo el mundo lo conoce.
3. Que la atención al paciente fuera tan minuciosa. Los pacientes pueden asistir a la consulta de nutrición cada semana durante más de dos meses, en consultas largas y sin prisas. La parte asistencial está muy reforzada, algo que no sucede en España, donde ni siquiera hay Dietistas-Nutricionistas en la Sanidad Pública, exceptuando Galicia, Cataluña y la Comunidad Valenciana.
4. Que fuera completamente imposible conseguir algunos medicamentos. Pensé que entre farmacias, centros para turistas y el mercado negro podría conseguir lo que necesitaba, pero definitivamente no fue así. En mi caso, necesité una crema antibiótica que fue totalmente imposible conseguir. En los centros sanitarios para turistas solo cuentan con ibuprofeno, gasas y alcohol. Las farmacias para locales, más de lo mismo. En el mercado negro sí hay más variedad, pero sin disponibilidad total.
5. Que la valoración nutricional fuera tan diferente a lo que estamos acostumbrados en España. En la anamnesis se anota el color de la piel, se pregunta por la religión, el estado civil y por el salario del hogar. Además, dada la prevalencia de enfermedades carenciales, se realiza un análisis físico observando las mucosas (ojos, boca), el cabello y la piel. Por lo que se refiere a las medidas antropométricas, se toma talla y peso. En algunos casos se realiza perímetro de cintura, aunque no siempre porque muchas veces se pasa consulta con la puerta abierta y compartiendo sala con otros profesionales sanitarios y pacientes.
Definitivamente, varias de estas cosas me sorprendieron y me hicieron reflexionar. De esta experiencia obtengo grandes aprendizajes sobre las distintas formas de pasar consulta y sobre cómo el contexto moldea la atención al paciente.