Cada año, con la llegada del verano, millones de personas se embarcan en la conocida «operación bikini» con la esperanza de alcanzar un cuerpo perfecto (¿qué es un cuerpo perfecto?) en cuestión de semanas. Este fenómeno, alimentado por la presión social y los ideales de belleza, suele llevar a dietas restrictivas y programas de ejercicios intensivos que prometen resultados rápidos. Sin embargo, estas dietas no solo son insostenibles, sino que pueden tener consecuencias negativas para la salud.
Dietas restrictivas: pérdida de peso rápida, pero poco sostenible
Las dietas restrictivas con frecuencia eliminan grupos enteros de alimentos o reducen drásticamente la ingesta calórica y pueden resultar en una pérdida de peso rápida. Sin embargo, este tipo de dietas no son sostenibles a largo plazo en absoluto. La razón es simple: son dietas que nos conducen a una ingesta calórica muy bajita, que es imposible – y tampoco deseable – mantener en el largo plazo. Tampoco te enseñan a comer, sino que te ofrecen una falsa solución rápida e inmediata.
Además, la pérdida de peso rápida que se logra con estas dietas suele ser principalmente de glucógeno, agua y masa muscular, no de grasa. Una vez que se retoma la alimentación normal, es común recuperar el peso perdido, a menudo con intereses (porque no hemos aprendido a comer saludable y volveremos a nuestra dieta habitual, que es la que nos hace acabar incurriendo en una nueva ganancia de peso). Este ciclo de «yo-yo» no solo es frustrante, sino que también puede generar adaptaciones en nuestro metabolismo que luego dificulten más una buena pérdida de peso y aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria y una relación negativa con la alimentación.
¿La solución? Una alimentación saludable durante todo el año
En lugar de enfocarse en la «operación bikini» y buscar soluciones rápidas y temporales, es fundamental adoptar un enfoque de alimentación saludable de manera general, durante todo el año y no solo en mayo-junio. Un patrón de alimentación saludable basado mayormente en vegetales y ajustado a nuestro gasto calórico es una de las herramientas más potentes para cuidar nuestra salud.
Una dieta saludable debe estar constituida ampliamente por vegetales integrales (legumbres, cereales integrales, hortalizas, verduras y frutos secos) y podrá contener, opcionalmente, fuentes de proteína animal como pescado o carne blanca (pollo, pavo).
Saludable también significa «disfrutable»
Al contrario de lo que muchas dietas restrictivas promueven, una alimentación saludable no significa eliminar por completo los alimentos que nos gustan o aquellos que son menos sanos. En una alimentación saludable puede haber hueco para todo, pero cada grupo de alimentos en su frecuencia correspondiente. Por ejemplo, las carnes rojas no deberían consumirse más de una vez a la semana. Los azúcares y productos ultraprocesados, cuanto menos, mejor, lo cual no significa necesariamente eliminarlos al completo. Sabiendo cómo se conforma una alimentación saludable, estando motivado o motivada por cuidar de mi salud y escuchando mis deseos y mis señales de hambre-saciedad podré darme el permiso de consumir estos alimentos menos saludables sin culpabilidad.
Evita el ciclo restricción-atracón
La restricción severa de alimentos no solo es insostenible, sino que también puede desencadenar un ciclo de restricción-atracón. Cuando te prohíbes ciertos alimentos, el deseo por ellos aumenta. Esto hace que, en cuanto te pongan ese dulce que te has prohibido delante, no comerás en respuesta a tu deseo y tu hambre del momento, sino que arrasarás con ellos porque normalmente «están prohibidos».
Para evitar este ciclo, es fundamental adoptar una relación saludable con la comida. Esto implica comer de manera consciente, escuchar a tu cuerpo y permitirte disfrutar de todos los tipos de alimentos con consciencia y de acuerdo a tu objetivo. Esta actitud no solo es más sostenible, sino que también promueve una relación más saludable y equilibrada con la comida.
Mantener una buena relación con la comida puede ser difícil, sobre todo si has realizado dietas restrictivas en algún momento o tienes muy inculcado ciertas ideas de la cultura de dieta. Si lo necesitas, no dudes en recurrir a un profesional (Dietista-Nutricionista y/o psicólogo) para ayudarte.