11 millones de muertes, nada más y nada menos, se podrían evitar si se aplicara la dieta de salud planetaria. Esta se trata de un patrón dietético que procura la salud humana y medioambiental y que fue descrito por la Comisión EAT-Lancet en 2019. Nace con un doble objetivo: optimizar la salud humana e impactar lo mínimo posible sobre el planeta.
Este patrón dietético se caracteriza por priorizar el consumo de hortalizas y frutas, granos enteros, fuentes de proteínas vegetales, aceites vegetales insaturados y, opcionalmente, cantidades modestas de proteínas de origen animal. Además, se adopta un enfoque flexible, proponiendo rangos de ingesta para cada grupo de alimentos, lo que permite la adaptación global de estos criterios a diferentes contextos culturales y preferencias particulares. Estos rangos de consumo diario se definen tanto en gramos por día como en calorías por día, en relación a una ingesta de 2500 kcal.
La característica definitoria de la dieta de salud planetaria es el protagonismo de las fuentes proteicas vegetales (productos a base de soja, otras legumbres y frutos secos), dejando en un segundo plano los alimentos de origen animal. En concreto, proponen un consumo de pescado o de fuentes alternativas de omega 3 moderado (varias veces a la semana), reducido y opcional de huevos y aves y una ingesta limitada o nula de carne roja. Por otra parte, la ingesta de grasa se recomienda mayoritariamente a partir de fuentes vegetales, con un bajo consumo de grasas saturadas y aceites hidrogenados. Las fuentes recomendadas de carbohidratos son los granos integrales, con un consumo reducido de granos refinados y muy bajo de azúcar (menos del 5% de la energía). Además, se propone una ingesta mínima de 5 raciones al día de frutas y hortalizas (sin incluir las papas) y una presencia moderada de los lácteos de forma opcional. Estas recomendaciones contemplan un cierto grado de flexibilidad: el pollo y otras aves son intercambiables con huevos, pescado o fuentes de proteína vegetal, así como las legumbres, cacahuetes, frutos de cáscara, semillas y soja son intercambiables entre sí.
Recomendaciones de la dieta de salud planetaria. Adaptado de Willett et al., 2019.
De aplicarse la dieta de salud planetaria de forma global, podrían evitarse 11 millones de muertes. Las recomendaciones saludables y sostenibles de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), se inspiran en la dieta planetaria. En esta línea, se conoce que la adherencia generalizada en España a una dieta saludable que incluya criterios de impacto ambiental podría evitar más de 80.000 muertes anuales, reducir la emisión de gases de efecto invernadero en al menos un 70% y disminuir el uso de recursos naturales – tales como agua, suelo, nitratos y fosfatos – entre un 25 y un 55% con respecto a la dieta actual del promedio de la población española.
La necesidad de una transición poblacional hacia dietas saludables y sostenibles es evidente. La dieta planetaria es una buena orientación para conseguirlo.